La inmunidad celular es la principal barrera contra los microorganismos intracelulares (virus y algunas bacterias) promoviendo su destrucción o la muerte de las células infectadas, para eliminar la infección.
Inmunidad humoral y la inmunidad celular
La inmunidad humoral es generada a través de los linfocitos B que producen una respuesta mediada por anticuerpos, considerándose el principal mecanismo de defensa contra microorganismos extracelulares y sus toxinas. Estos anticuerpos generados reconocen los antígenos extraños, los neutralizan y son eliminados.
Por su parte, la inmunidad celular genera respuesta mediada por los linfocitos T.
Las células T, también denominadas Linfocitos T, son un grupo de glóbulos blancos (leucocitos) responsables de la defensa del organismo contra agentes desconocidos (antígenos). Su papel principal es la inmunidad celular, induciendo la apoptosis (autodestrucción) de células dañadas invadidas por virus, bacterias intracelulares o cancerígenas.
De acuerdo con su función podemos diferenciar diferentes tipos de células T: citotóxicas (CD8), copperadoras (CD4), T natural killer (NKT), memoria (CD45), reguladoras (FOXP3) o gamma delta (γδ). La mayoría de ellas maduran en el timo, por lo que se llaman linfocitos T.
Consejos para reforzar el sistema inmunitario
Existen una serie de recomendaciones que pueden ayudar a mantener y mejorar la inmunidad como son:
- Nutrición adecuada. Una dieta equilibrada y basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales ayuda a mantener el sistema inmunitario.
- Descanso adecuado. Dormir 7 u 8 horas al día, es el número adecuado de horas de sueño para favorecer el sistema inmune.
- Evitar el sedentarismo. Practicar ejercicio físico de forma regular y moderada como caminar, nadar, bicicleta, etc. ayuda a mejorar al sistema inmunitario.
- Controlar el estrés.
- Evitar el alcohol y tabaco.
- Ejercitar una buena higiene personal.
- Seguir la pauta de vacunaciones con arreglo a enfermedades concomitantes, así como de acuerdo con la edad de la persona.
- Utilización de probióticos o simbióticos intestinales.
Efectos de los probióticos sobre la inmunidad celular
Los efectos saludables demostrados por algunas cepas probióticas sobre la inmunidad no son extrapolables o atribuibles a otras cepas de la misma especie.
Los beneficios que presentan los simbióticos o probióticos sobre el sistema inmune se basan en los efectos inmunológicos y efectos no inmunológicos que presentan.
En base a los efectos sobre la inmunidad, destacamos:
- Activación de los macrófagos y células dendríticas a nivel local. Esto provoca una aumento de la presentación de antígenos a los linfocitos con el consiguiente aumento de producción de inmunoglobulinas a nivel local y sistémico.
- Modular la liberación de citocinas sobre todo de tipo inflamatorio
- Provocar una respuesta de tolerancia frente a antígenos procedentes de la dieta. Ayudan a disminuir la respuesta inmune frente a alérgenos alimentarios.
Probióticos destacados
Los probióticos más eficaces para mejorar la respuesta inmune pertenecen a especies de lactobacillus, bifidobacterium y levaduras como el Saccharomyces boulardii.
Dentro de las especies mas utilizadas destacamos el Lactobacillus GG (Lacticaseibacillus rhamnosus) que es una de las cepas probióticas más estudiadas en relación con la inmunidad. Esta bacteria estimula la respuesta inmunológica específica mediada por anticuerpos y la inmunidad celular mediada por linfocitos (humoral y celular).
Otro probiótico destacado es el Bifidobacterium longum ES1 (B.longum CECT 7347) que presenta acción antiinflamatoria, disminuyendo las citoquinas proinflamatorias en los procesos de inflamación intestinal y aumentando las citoquinas antiinflamatorias, mejora la barrera intestinal y aumenta la inmunidad a nivel local y sistémico.
Esta cepa probiótica mejora el crecimiento intestinal de bacterias beneficiosas dificultando la colonización de las patógenas y consiguiendo así equilibrar la microbiota. En un estudio clínico realizado en personas con celiaquía esta cepa demostró que ayudaba a revertir la disbiosis del paciente celíaco y complementaba la dieta libre de gluten.
Referencias
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