Funciones de la microbiota intestinal

El estudio de la microbiota intestinal constituye un tema de gran actualidad. En los últimos años se ha avanzado mucho en la comprensión de la misma. Hoy puede considerarse como un nuevo “órgano” al que no se había concedido mucha importancia hasta el momento. Y, simplemente, porque no podía verse en las disecciones anatómicas.

Hoy estamos empezando a aceptar que ese “órgano invisible” puede tener las claves para entender muchos aspectos de la digestión, la inmunidad, la obesidad, la depresión o la alergia entre otros.

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Evolución en el conocimiento de la microbiota intestinal

Hace años, cuando aún no se conocía bien la naturaleza de las bacterias, se le llamó a esta población “microflora”. Hoy se sabe que no son plantas y, por ello, se prefiere el término “microbiota”.

Hasta hace unos años se pensaba que era una población común en todos los individuos. Y es que cuando se cultivaba una preparación de heces, siempre se conseguían las mismas cepas. La E. coli principalmente.

Hoy se sabe que la variedad es tremenda, cerca de 1.000 especies de bacterias. Además de otros gérmenes como virus y levaduras. Todo esto se ha podido comprobar al cambiar los métodos de análisis desde los cultivos bacterianos a la secuenciación del material genético de los microorganismos. Aunque al hablar de bacterias, generalmente pensamos en patógenos, la realidad es que la mayoría de las bacterias no solamente son inocuas. Porque, incluso, pueden ser fundamentales para mantener el estado de salud.

Sistema defensivo

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El organismo humano está en continua relación con el medio que le rodea. Respira, ingiere y tiene contacto continuo con sustancias “extrañas”. Por esta razón el sistema defensivo se concentra de manera especial en las zonas de entrada de estos antígenos que llegarán hasta las vías respiratorias o el intestino.

Recordar que en el aparato digestivo se encuentra el 80 % de las células inmunitarias.

Algo que no es extraño puesto que la mucosa digestiva es la superficie más extensa de relación con el exterior. Y es que tiene una superficie total de unos 500 m2.

La piel y las mucosas suponen, por tanto, una barrera física y funcional frente a las potenciales agresiones al organismo. El aparato digestivo con más de 10 metros de longitud, se encuentra tapizado interiormente por la mucosa digestiva. Esta mucosa digestiva está recubierta de multitud de bacterias. Esta población bacteriana es la llamada “microbiota intestinal”.

Variedad de la microbiota intestinal

La microbiota humana es un complejo conjunto de bacterias pertenecientes a unas 1.000 especies distintas. Dentro de esta gran variedad, los géneros que predominan en el intestino son las Bifidobacterias y los lactobacilos. Esta población no es estable ni a lo largo de toda la vida ni de un individuo a otro ni siquiera de una región a otra de la anatomía.

En concreto, a lo largo del tubo digestivo, se producen cambios, siendo la variedad de las especies y el número mucho mayor en los tramos finales del intestino que en el esófago o en el estómago. En el estómago, el número de gérmenes es muy bajo, entre otras cosas, por la acidez.

Al avanzar por el intestino delgado hacia el intestino grueso, la población de bacterias va aumentando, hasta llegar al colon, donde la población de gérmenes alcanza una densidad de 10 11 -1012 UFC/ml (Unidades Formadoras de Colonias por ml) que incluye, además de bifidobacterias y lactobacilos, muchas otras especies como Bacteroides, Ruminococcus, Streptococus, Eschericha Coli, Fusobacterium y otros.

Factores que modifican la microbiota intestinal

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La colonización bacteriana del intestino comienza con el nacimiento (incluso hay autores que dicen que ya en la vida intrauterina se produce una cierta colonización o por lo menos contacto con las bacterias de la madre), y continúa durante toda la vida con cambios significativos en función de diferentes factores:

  • Parto. Es en el mismo momento del parto cuando comienza la colonización de bacterias. Los niños que nacen por vía vaginal, ya adquieren sus primeros gérmenes de la vagina de la madre y de la zona perianal. Los niños que nacen por cesárea, adquieren inicialmente otro tipo de gérmenes (los existentes en la piel de la madre y de las personas y objetos que entran en contacto con el niño). Por tanto, el tipo de parto es un primer factor que determina el tipo de microbiota que se está desarrollando en el bebé.
  • Otro factor es la lactancia materna o artificial. La lactancia materna es aconsejable, también desde el punto de vista de la microbiota. Con ella predominan los lactobacilos y las bifidobacterias. Los niños con lactancia artificial presentan una microbiota con menos proporción de estas especies.
  • La dieta. Sobre los 3 años de vida la microbiota del niño ya está prácticamente conformada. A esta edad ya se ha introducido una dieta sólida variada que hace que el “panel” de gérmenes se parezca bastante al del adulto. En el adulto, la dieta también tiene gran influencia en el tipo de microorganismos que predominarán en la microbiota.
  • Los tratamientos médicos pueden influir en la composición microbiana. Los tratamientos con antibióticos son los que más afectan a la microbiota. Y es que el antibiótico puede matar bacterias beneficiosas y favorecer que ese “hueco ecológico” se rellene con otros tipos de bacterias diferentes a las autóctonas. Pero los antibióticos no son los únicos medicamentos que pueden afectar a la microbiota. Los AINEs o los IBP alteran las condiciones de la mucosa y del pH intestinal. Y, por tanto, pueden afectar a la población de bacterias que habitan en el medio digestivo.
  • La edad. Los mayores cambios de la microbiota ocurren en los extremos de la vida: los niños y los ancianos. En el adulto mayor, la proporción de bacterias cambia, disminuyendo las bifidobacterias y aumentando otros como el clostridium perfringens.
  • Factores genéticos. Se ha comprobado que los gemelos tienen una microbiota parecida a pesar de que no se hayan criado juntos.
  • Enfermedades o infecciones intestinales. Alteran el ecosistema intestinal.
  • El estrés. Las situaciones de estrés mantenidas producen alteraciones que afectan a la microbiota.
  • Hábitos de vida. Debemos mencionar aquí la teoría de la higiene. Se ha comprobado una relación entre el exceso de limpieza, la falta de contacto con bacterias habituales y la disminución de infecciones agudas banales en la infancia y la mayor predisposición a sufrir alergias.

La microbiota autóctona tiene una relación con su hospedador generalmente mutualista: el hombre los alberga y les proporciona nutrientes para su vida y los gérmenes realizan acciones de “mantenimiento” de su intestino, digieren alimentos, crean otros totalmente nuevos y ayudan en el metabolismo y en la capacidad defensiva e inmunitaria.

Funciones de la microbiota intestinal

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Entre las funciones de la microbiota intestinal cabe destacar:

  1. Actividad metábolica y digestiva. Las bacterias presentes en la microbiota intestinal humana son capaces de digerir celulosa y almidones complejos que de otra forma el ser humano sería incapaz de metabolizar. También proteínas y ácidos grasos que se convierten en ácidos grasos de cadena corta, que son más fácilmente aprovechables por el organismo.
    Algunas bacterias producen enzimas que ayudan en la digestión. Es el caso de las bacterias acidolácticas, que producen lactasa y así mejoran la digestión de la leche. Aumentan también la motilidad intestinal (peristaltismo), mejorando así tanto la diarrea como el estreñimiento.
    Por otra parte, son capaces de sintetizar aminoácidos esenciales y vitaminas como la vitamina K, la vitamina B12 o la biotina (vitamina H).
    Ayudan también en la absorción de algunos iones como el Mg y Fe.
  2. Protección frente a patógenos. La microbiota intestinal desempeña un papel clave en el denominado “efecto barrera”. Este se debe a que las bacterias de la microbiota habitual ocupan un espacio que impide la implantación de bacterias extrañas al ecosistema intestinal y además también deben competir por los nutrientes. Las bacterias intestinales autóctonas, segregan además sustancias antimicrobianas (bacteriocinas) para inhibir el desarrollo de otras bacterias potencialmente patógenas.
  3. Acción trófica.
    • Sobre las células del epitelio intestinal: los ácidos grasos de cadena corta producidos por las bacterias intestinales fortalecen a los enterocitos. De esta manera también se fortalece la “barrera intestinal” evitando la excesiva permeabilidad del epitelio. Un epitelio intestinal demasiado permeable, favorece el paso de antígenos y/o microorganismos al torrente sanguíneo.
    • Sobre el tejido inmunitario (tejido linfoide asociado a las mucosas o MALT): El sistema inmunitario intestinal es la parte más extensa del sistema inmune. Esto es lógico si pensamos que el sistema digestivo es la mayor vía de entrada de antígenos. La presencia de bacterias “amigables” actúa como un “entrenamiento” para el sistema inmunitario que se acostumbra así a distinguir entre los antígenos “amigables o inocuos” y los antígenos “peligrosos”. La presencia de la microbiota es un factor decisivo en el desarrollo y maduración del sistema inmune.

Alteraciones de la microbiota intestinal | Consecuencias de la disbiosis

Cuando hay una alteración de la microbiota, tanto en cantidad de bacterias como en proporción de las mismas, se denomina “disbiosis”. Las alteraciones cuantitativas o cualitativas de la microbiota se asocian con mayor o menor consistencia, a procesos anormales e incluso patológicos.

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Las consecuencias más frecuentes de una disbiosis intestinal son las alteraciones digestivas. Pero, también, se ha relacionado la alteración de la microbiota con algunas patologías extradigestivas:

  • Diarrea. Puede ser secundaria el uso de antibióticos.
  • Molestias digestivas tales como flatulencia o dolor abdominal. En ocasiones se debe a cambios en la dieta (excesos de los procesos de fermentación o putrefacción). Ello conlleva una adaptación de la microbiota.
  • Colitis pseudomenbranosa. Por crecimiento anormal del Clostridium difficile (puede
    ser secundario a la administración de antibióticos).
  • Síndrome de intestino irritable: Se ha observado alteración de la microbiota en estos pacientes.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Enfermedades alérgicas y atópicas.
  • Otras condiciones como obesidad, síndrome metabólico o la diabetes.

En algunas de estas situaciones parece clara la relación causa-efecto. Sin embargo, en otras situaciones, no está claro si la disbiosis es la causa o la consecuencia de la situación clínica.

Conclusiones

En cualquier caso, existe ya evidencia suficiente sobre la importancia de las funciones de la microbiota intestinal en el estado de salud. Las investigaciones en curso y futuras arrojarán aún más luz sobre el importante papel que estas bacterias juegan en muchos procesos de nuestro organismo.

Referencias

Guarner F.. Papel de la flora intestinal en la salud y en la enfermedad. Nutr. Hosp. [Internet]. 2007 Mayo [citado 2020 Mar 13] ; 22( Suppl 2 ): 14-19. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112007000500003&lng=es.

https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/es/funciones-de-la-microbiota-intestinal/
https://www.elprobiotico.com/la-microbiota-intestinal-funciones-y-funcionamiento-entrevista-con-francisco-guarner/
https://www.mymicrobiome.info/10-facts-about-the-microbiome.html

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