Insuficiencia venosa crónica: ¿es más preocupante durante la menopausia?

La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una afección muy frecuente, que afecta hasta un 30% de la población. La prevalencia es mayor en mujeres que en hombres y es más frecuente en mayores que en jóvenes. Ambos factores de riesgo: sexo femenino y edad madura, confluyen normalmente en la menopausia por lo que, durante ésta, es habitual que aparezcan o se agraven los síntomas de la enfermedad venosa.

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¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?

La Insuficiencia venosa crónica es el estadío avanzado de la enfermedad venosa crónica. La enfermedad venosa crónica se produce cuando existe una incapacidad por parte de las venas, para conseguir un adecuado retorno de la sangre al corazón. La sangre que no puede volver al corazón se acumula en las venas, produciendo una serie de síntomas y signos propios de la enfermedad.

La IVC puede manifestarse con síntomas como pesadez, hinchazón, calambres, picor y cansancio en las piernas. Además, puede presentar complicaciones como úlceras varicosas y trombosis venosa profunda.

Los factores de riesgo de la IVC incluyen antecedentes familiares, obesidad, sedentarismo, embarazo y edad avanzada entre otros. Es importante destacar que la IVC puede empeorar durante el climaterio debido a los cambios hormonales que afectan la circulación venosa.

Para prevenir esta enfermedad, se recomienda mantener hábitos saludables como realizar ejercicio regularmente, evitar el sedentarismo, llevar una dieta equilibrada, utilizar medias de compresión y elevar las piernas cuando sea posible.

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Factores de riesgo de la insuficiencia venosa crónica

Existen diversos factores de riesgo asociados a esta enfermedad, entre los cuales destacan:

  • Genética. Existe una predisposición genética a padecer trastornos del retorno venoso.
  • Edad. Condiciona una pérdida del tono de la pared de la vena que dificulta la coaptación de las válvulas.
  • Sexo. Es más frecuente en la mujer que en el hombre por razones hormonales. Es muy frecuente que en la mujer aparezcan los primeros signos durante el embarazo o durante la toma de anticonceptivos orales.
  • Sobrepeso. El exceso de peso aumenta la presión en las venas de las piernas, lo que favorece la aparición de la IVC. Una dieta adecuada es un factor de prevención de la aparición de esta patología.
  • Sedentarismo. El sedentarismo inutiliza el uso de la bomba muscular. Uno de los mejores consejos para prevenir la aparición de EVC es caminar de manera regular y por supuesto, con el calzado adecuado.
  • Ámbito laboral. Los trabajos que requieren estar muchas horas de pie o sentado, o aquellos en los que es necesario hacer viajes frecuentes, aumentan el riesgo de padecer EVC.
  • Temperatura ambiente. El calor aumenta la presión intravenosa y por lo tanto amplifica los síntomas y las posibles consecuencias de la EVC.
  • Tabaquismo. Por el efecto negativo del tabaco sobre el endotelio vascular.
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Cambios hormonales en el climaterio y su impacto en la circulación venosa

Durante el climaterio se producen cambios hormonales significativos en el organismo de la mujer. Estos cambios pueden tener un impacto en la circulación venosa y aumentar el riesgo de desarrollar insuficiencia venosa crónica.

La disminución de los niveles de estrógenos puede afectar negativamente la elasticidad y el tono de las venas, lo que dificulta el retorno venoso adecuado. Además, los cambios en la composición corporal durante esta etapa, como el aumento del tejido adiposo y la disminución de la masa muscular, pueden ejercer presión adicional sobre las venas y comprometer su funcionamiento.

Es fundamental que las mujeres menopaúsicas sean conscientes de estos cambios hormonales y tomen medidas preventivas para mantener una buena circulación venosa, como llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio regularmente, evitar estar mucho tiempo de pie o sentadas en una misma posición y utilizar medias de compresión si fuera necesario.

Consejos para prevenir la Insuficiencia Venosa Crónica durante la menopausia

Durante la menopausia, es importante tomar medidas para prevenir la Insuficiencia Venosa Crónica y la enfermedad venosa y sus posibles complicaciones. Estas son algunas de las medidas recomendadas:

  • No permanecer mucho tiempo sentado ni de pie y si no es posible evitarlo, intentar cambiar de postura cada hora y hacer ejercicios de movilización de las extremidades inferiores.
  • Cuando se esté sentado y sea posible, mantener las piernas más elevadas que el corazón y hacer movimientos circulares con los pies.
  • Seguir una dieta sana, equilibrada, rica en fibra y baja en sal. Las dietas ricas en sal favorecen el aumento de la presión intravenosa. Si hay sobrepeso, es necesario seguir una dieta hipocalórica. En todos los casos, la dieta debe incluir una hidratación suficiente con al menos 2 litros de agua diarios.
  • Hidratación de las piernas, para mantener la piel elástica y además activar la circulación con masajes ascendentes.
  • Hacer ejercicio. El mejor ejercicio para la circulación sanguínea de las piernas es caminar.
  • Utilizar ropa y calzados amplios, que no dificulten el retorno venoso.
  • Hacer duchas con agua templada e incluso alternante, pero sin que el agua supere nunca los 38º.
  • Evitar el calor. No solo el sol directo, sino también la cercanía a radiadores, braseros u otras fuentes de calor.
  • Evitar el consumo de alcohol y especialmente de tabaco

A estas medidas, es muy común añadir la terapia compresiva, es decir, el uso de medias o pantys que, ejerciendo una presión creciente hacia arriba, favorecen el retorno de la sangre.

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Tratamiento farmacológico de la enfermedad venosa

En cuanto al tratamiento farmacológico, los principios activos más utilizados y con mayor evidencia científica son flavonoides presentes en plantas como la vid roja, el castaño de indias, el rusco o la centella asiática entre otros.

Los flavonoides tienen un efecto flebotónico, disminuyendo la fragilidad capilar y mejorando los síntomas asociados a EVC. Algunas plantas como la vid roja (vitis vinífera) tienen además un efecto antioxidante, protegiendo a las células del endotelio vascular del efecto de los radicales libres. Existen presentaciones tanto orales como tópicas; estas últimas facilitan además el masaje ascendente.

Siguiendo estos consejos, se puede reducir el riesgo de desarrollar IVC durante la menopausia y mantener unas venas saludables.

Dra. M. Magdalena Mejias Moreno
Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente trabajo como Gerente dentro del departamento Médico en Laboratorios Heel España y soy autora de artículos en revistas y blogs y he escrito algunos libros de divulgación científica sobre nutrición y salud.
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