El papel de la dieta en la prevención de la insuficiencia venosa periférica

La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad que afecta a muchas personas en todo el mundo, especialmente a aquellas que pasan largas horas de pie o sentadas. En este artículo, exploraremos qué es la Insuficiencia venosa crónica y los factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad, así como los síntomas y signos más comunes. También proporcionaremos consejos útiles sobre cómo prevenir la insuficiencia venosa periférica a través de la nutrición y el ejercicio adecuados, y compartiremos una dieta ideal para personas con esta enfermedad.

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¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?

La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad que afecta a las venas de las piernas y que se produce cuando las válvulas venosas no funcionan correctamente. Estas válvulas tienen la función de impedir que haya reflujo sanguíneo hacia los pies, y en cambio, dirigen la sangre hacia el corazón. Cuando las válvulas se debilitan o se dañan, la sangre se acumula en las venas, lo que provoca la dilatación de estas y la formación de varices. La IVC puede manifestarse en diferentes grados de severidad, desde pequeñas venas superficiales visibles en la piel hasta úlceras venosas.

Es importante destacar que esta enfermedad no solo afecta a personas mayores, sino que también puede presentarse en jóvenes y adultos. Algunos factores de riesgo para desarrollar IVC incluyen el sedentarismo, el sobrepeso, el embarazo y la herencia genética. Si bien la IVC no tiene tratamiento definitivo, existen tratamientos que pueden aliviar los síntomas y prevenir su progreso. Por lo tanto, es fundamental detectar esta enfermedad a tiempo para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

Diferencia entre enfermedad venosa crónica e insuficiencia venosa crónica

La enfermedad venosa crónica (EVC) y la insuficiencia venosa crónica (IVC) son afecciones relacionadas con el sistema circulatorio venoso de las piernas. A partir de la reunión del foro venoso americano, foro venoso europeo y distintas sociedades se llegó a un consenso con relación al lenguaje científico común para los informes sobre el tratamiento de los trastornos venosos crónicos. De esta reunión se obtuvo las siguientes conclusiones:

  • Trastorno venoso crónico: Este término incluye todo el espectro de anomalías morfológicas y funcionales del sistema venoso.
  • Enfermedad venosa crónica: Cualquier anomalía morfológica y funcional del sistema venoso de larga duración que se manifiesta ya sea por síntomas y/o signos que indiquen la necesidad de investigación y/o atención.
  • Insuficiencia venosa crónica es el término reservado para ECV avanzada, que se aplica a anomalías funcionales del sistema venoso que producen edema, cambios en la piel o insuficiencia venosa.

Factores de riesgo para desarrollar una Insuficiencia Venosa Crónica

La insuficiencia venosa crónica es una enfermedad que afecta más frecuente en mujeres a partir de los 35-40 años por una predisposición hormonal y su prevalencia aumenta con la edad y los embarazos.

Cada vez afecta a pacientes más jóvenes debido principalmente a los estilos de vida.

Los factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad son numerosos y variados. Dentro de los factores de riesgo predisponentes para IVC se pueden destacar los siguientes:

  • Edad: La incidencia de la insuficiencia venosa crónica aumenta con la edad. A medida que envejecemos, las válvulas venosas pueden debilitarse, lo que afecta la eficiencia del retorno venoso.
  • Sexo: Las mujeres tienden a tener una mayor prevalencia de insuficiencia venosa crónica en comparación con los hombres. Esto se debe en parte a los cambios hormonales que afectan la elasticidad de las venas durante el embarazo y la menopausia.
  • Genética: Existe una predisposición genética a desarrollar insuficiencia venosa crónica. Si hay antecedentes familiares de la enfermedad, es más probable que una persona la desarrolle.
  • Sobrepeso y obesidad: El exceso de peso ejerce presión adicional sobre las venas de las piernas, lo que puede aumentar el riesgo de insuficiencia venosa crónica.
  • Sedentarismo: La falta de actividad física puede contribuir al desarrollo de la IVC, ya que el movimiento muscular ayuda a bombear la sangre de vuelta al corazón.
  • Embarazo: El embarazo puede aumentar la presión en las venas de la pelvis y las piernas, lo que puede debilitar las válvulas venosas y contribuir al desarrollo de la insuficiencia venosa crónica.
  • Tipo de trabajo: Aumenta su incidencia en trabajos prolongados en bipedestación. El factor ocupacional hace referencia a aquellas actividades laborales en las que se pasan muchas horas seguidas de pie, sentado, o que implican muchos viajes largos en periodos cortos. En todo ello, las posturas adoptadas en la zona de las piernas y la inmovilidad dificultad la correcta circulación sanguínea, lo que puede llegar a desarrollar la IVC. Estas personas son grupos de riesgo para desarrollar IVC en el futuro.
  • Estreñimiento: Favorece la aparición de IVC como consecuencia del aumento en la presión intraabdominal.
  • Otros factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de enfermedades venosas, lesiones previas en las piernas, tabaquismo y uso prolongado de anticonceptivos orales. Es importante destacar que estos factores no garantizan el desarrollo de la insuficiencia venosa crónica, pero aumentan las posibilidades.

Síntomas y Signos de la Insuficiencia Venosa Crónica

La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad que se caracteriza por la incapacidad de las venas para transportar adecuadamente la sangre de retorno al corazón, lo que provoca la acumulación de sangre en las extremidades inferiores. Los síntomas y signos más comunes de la IVC incluyen dolor, pesadez, fatiga, hinchazón, calambres musculares, picazón, ardor y hormigueo en las piernas. Además, también pueden aparecer varices, úlceras venosas y cambios en el color y textura de la piel. Es importante destacar que estos síntomas pueden empeorar al final del día o después de permanecer períodos prolongados de pie o sentado. En algunos casos, la IVC puede ser asintomática o presentar síntomas leves. Los síntomas y signos de la IVC pueden variar en intensidad y duración, pero es importante tener en cuenta cualquier cambio que se produzca en las piernas para poder diagnosticar y tratar adecuadamente esta enfermedad.

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Prevención de la insuficiencia venosa crónica: Nutrición y ejercicio

La insuficiencia venosa periférica afecta a un gran número de personas, especialmente a aquellas que llevan un estilo de vida sedentario o pasan mucho tiempo de pie. Existen una serie de medidas preventivas que pueden ayudar a evitar su desarrollo o retrasar su progresión. La nutrición y el ejercicio son dos factores clave para mantener una buena salud vascular. Una dieta rica en frutas, verduras y alimentos ricos en fibra puede mejorar la circulación sanguínea y reducir la inflamación en las venas. Además, se debe evitar el consumo excesivo de sal, ya que aumenta la retención de líquidos y empeora los síntomas de la insuficiencia venosa.

Por otro lado, el ejercicio regular puede fortalecer los músculos de las piernas y mejorar la circulación sanguínea. Se recomienda de forma regular caminar, correr, nadar o hacer cualquier actividad física que implique movimiento y estimule la circulación. También se pueden realizar ejercicios específicos para las piernas, como flexiones de tobillo o elevaciones de pantorrilla.

Dieta ideal para personas con insuficiencia venosa

La dieta es muy importante de cara a prevenir y tratar esta enfermedad. Los alimentos que mejoran la circulación y evitan las varices son aquellos que contienen antioxidantes, fibra y vitaminas como, por ejemplo:

  • Las frutas y verduras frescas son excelentes opciones, especialmente las bayas, los cítricos, el brócoli y los pimientos rojos.
  • Los frutos secos, como las nueces y las almendras, también son ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, lo que ayuda a reducir la inflamación y mejorar la circulación sanguínea.
  • Las legumbres, como los garbanzos y las lentejas, son ricas en fibra soluble e insoluble, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento y mejorar la digestión.
  • Los alimentos ricos en vitamina E, como el aceite de oliva, los aguacates y los huevos, también pueden ser beneficiosos para la salud vascular.

Por otro lado, se deben evitar los alimentos procesados y ricos en grasas saturadas, ya que pueden aumentar la inflamación y empeorar la circulación. La hidratación también es esencial para mantener una buena salud vascular. Se recomienda beber al menos 2 litros de agua al día para mantener una buena hidratación y promover una buena circulación sanguínea.

Finalmente, los probióticos junto con la fibra prebiótica (simbióticos) pueden ser muy útiles a la hora de evitar el estreñimiento sobre todo cuando la dieta no es suficiente para evitar su aparición.

Referencias
• De Maeseneer, M. G., Kakkos, S. K., Aherne, T., Baekgaard, N., Black, S., Blomgren, L., … & ESVS Guidelines Committee. (2022). Editor’s choice–European Society for Vascular Surgery (ESVS) 2022 clinical practice guidelines on the management of chronic venous disease of the lower limbs. European Journal of Vascular and Endovascular Surgery, 63(2), 184-267.
• Eberhardt, R. T., & Raffetto, J. D. (2014). Chronic venous insufficiency. Circulation, 130(4), 333-346.
• Eklof, B., Perrin, M., Delis, K. T., Rutherford, R. B., & Gloviczki, P. (2009). Updated terminology of chronic venous disorders: the VEIN-TERM transatlantic interdisciplinary consensus document. Journal of vascular surgery, 49(2), 498-501.
• Hamdan, A. (2012). Management of varicose veins and venous insufficiency. Jama, 308(24), 2612-2621.

Dr. Julián Antonio Carvajal Gómez
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, desde el año 2013 hasta la actualidad trabajo como Medical Science Liaison (MSL) en el departamento médico de Heel España.
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