La enfermedad tromboembólica venosa, comúnmente conocida como trombosis, se produce por la aparición de un trombo en el interior de una vena que produce una obstrucción al flujo de la sangre en ese territorio.
Existen factores de riesgo que predisponen a la aparición de esta enfermedad y que es importante conocer para poder hacer una prevención eficaz.
El trombo
Empecemos por el principio, definiendo qué es un trombo: un trombo es una masa sólida que se forma en el interior de los vasos sanguíneos, a partir de distintos elementos de la sangre.
No hay que confundir un trombo con un coágulo, pues un coágulo es una masa que se forma al pasar la sangre del estado líquido al estado sólido cuando se encuentra fuera de los vasos sanguíneos.
Tromboembolia
La tromboembolia es el proceso por el cual un trombo ocluye algún punto del árbol vascular y dependiendo de dónde ocurra la oclusión, podemos hablar de trombosis arterial o de trombosis venosa.
La trombosis arterial puede ocurrir en distintos puntos, pero las situaciones más graves ocurren cuando se produce en las arterias coronarias, produciendo angina o infarto agudo de miocardio o en el territorio cerebral, produciendo un accidente cerebrovascular isquémico o un ictus.
En esta ocasión hablaremos de la tromboembolia venosa, que puede manifestarse principalmente de tres formas que, de menos a más, graves son: tromboflebitis superficial, tromboembolia venosa profunda y tromboembolismo pulmonar.
Hablaremos de cada una de estas formas de presentación y de los factores de riesgo o predisponentes de cada una de ellas.
Tromboflebitis superficial
La trombosis venosa superficial se puede presentar en venas previamente varicosas o en venas sanas. La presentación en venas varicosas es la más frecuente, puede aparecer también durante el tratamiento de la variz, como cuando se realiza la esclerosis o la ablación.
En venas sanas puede ser consecuencia de cualquier trauma de la pared venosa (inyección intravenosa, catéter, etc), de cirugía o derivada de algunas situaciones que lo favorecen como enfermedades autoinmunes, obesidad, edad avanzada, toma de anticonceptivos orales, parto o puerperio.
La trombosis venosa superficial se manifiesta por la aparición de un cordón venoso indurado, que se palpa fácilmente a través de la piel y que se acompaña de dolor e inflamación en la zona. Suele evolucionar favorablemente y en su tratamiento son fundamentales el reposo y los antiinflamatorios.
La trombosis venosa profunda (TVP)
Es cada vez más frecuente en la población. En España se diagnostican unos 50.000 casos nuevos al año, incluyendo eso sí, en esta cifra los casos tanto de trombosis venosa profunda como de tromboembolismo pulmonar.
La trombosis venosa profunda aparece fundamentalmente en los miembros inferiores y se caracteriza por la aparición de dolor, tumefacción e impotencia funcional en la extremidad afectada.
Hay aumento de la temperatura local y es característico el signo de Homans, es decir, el dolor en la parte posterior de la pierna que se desencadena con la flexión forzada del tobillo.
Aunque la aparición de estos signos y síntomas debe hacer sospechar de la presencia de la TVP, hay que tener en cuenta que hasta un 50% de los pacientes con esta afección no presentan ningún síntoma, por lo que puede pasar desapercibido, aumentando así el peligro de que la primera manifestación sea un tromboembolismo pulmonar.
¿Qué causa la aparición de TVP?
Los factores predisponentes a la aparición de TVP son los siguientes:
- Intervenciones quirúrgicas. Cualquier intervención quirúrgica, sobre todo si supone una inmovilización del paciente, puede conllevar el riesgo de la aparición de trombosis venosa. Pero si hacemos un ranking de cuáles son las intervenciones que más influyen en la aparición de trombos, en primer lugar habría que mencionar a la cirugía con prótesis de rodilla y cadera, seguidas de las operaciones de próstata, de la cirugía ginecológica y la cardiovascular y cualquier intervención quirúrgica que dure más de 3 horas y se realice en pacientes mayores de 40 años.
- Inmovilización. Es uno de los principales factores de riesgo para la aparición de tromboembolismo venoso. Independientemente de cuál sea la causa que obliga a la inmovilización, esta siempre supone un peligro para la aparición de trombos, especialmente en miembros inferiores, por eso, la movilización precoz tras una intervención es fundamental para minimizar el riesgo.
- Enfermedades sistémicas como algunas enfermedades autoinmunes o algunas neoplasias también suponen un riesgo aumentado de trombosis.
- Otras situaciones como grandes quemados, embarazo, puerperio, toma de anticonceptivos orales, obesidad, viajes prolongados especialmente en avión, varices o tabaquismo pueden ser causa de aparición de trombosis venosa, sobre todo si se asocian varios de ellos o con alguno de los anteriormente citados.
Aunque estos factores están detrás de la mayoría de los casos de trombosis venosa, hay un 20% de los pacientes que lo sufren, que no presentan ninguno de estos factores, en estos casos hay que pensar en una causa genética de hipercoagulabilidad.
El tratamiento de la trombosis venosa profunda se hace con anticoagulantes, especialmente heparina, además de recomendar reposo los primeros días. Y, por supuesto, eliminar, o en su caso minimizar, los factores de riesgo.
Tromboembolismo pulmonar
Es la situación más grave de todas. Los trombos que se han ocasionado en los miembros inferiores pueden vehiculizarse hasta las venas del territorio pulmonar, produciendo el tromboembolismo pulmonar que constituye una urgencia.
Debe sospecharse en todo paciente que presente los factores de riesgo que antes hemos mencionado y que comienza con disnea, dolor de tipo pleurítico, tos, hemoptisis, palpitaciones, taquipnea o cianosis entre otros. El tratamiento del tromboembolismo pulmonar se realiza siempre en el ámbito de un ingreso hospitalario y se basa en la anticoagulación.
Factores evitables
De los factores predisponentes a la aparición de enfermedad tromboembólica, que hemos mencionado antes, algunos de ellos son perfectamente evitables, lo que supone una buena estrategia de prevención frente a esta enfermedad:
- Ante una intervención quirúrgica con riesgo de trombosis, la deambulación precoz y la anticoagulación preventiva son las armas fundamentales.
- La inmovilización hay que evitarla siempre que sea posible. Si el paciente no puede moverse, deben hacerse movimientos pasivos de los miembros inferiores en la propia cama.
- En los pacientes con varices o con insuficiencia venosa crónica, hay que tratar la enfermedad para evitar futuras complicaciones. El tratamiento farmacológico se hace con flebotónicos como los medicamentos que contienen extracto de hoja de vid roja (vitis vinifera)
- Y, por último, y como medidas generales en todos los casos, hay que instaurar en el paciente de riesgo hábitos que disminuyan la probabilidad de aparición de trombosis: dejar el tabaco, hacer ejercicio habitualmente especialmente que implique a los miembros inferiores e instaurar una dieta adecuada para combatir la obesidad y el sobrepeso si estuvieran presentes.
Bibliografía
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272009000100004
https://www.fbbva.es/microsites/salud_cardio/mult/fbbva_libroCorazon_cap61.pdf
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