Las propiedades más destacadas de la utilización de cremas emolientes son: suavidad, elasticidad, nutrición e hidratación. Además, otra propiedad muy importante es que ayudan a aliviar la irritación, por tanto, son protectores. Entonces, ¿qué las diferencia de las hidratantes?
La piel
La piel está formada por 3 capas superpuestas separadas entre sí:
- Epidermis
- Dermis
- Hipodermis o tejido subcutáneo
Cada una de las capas tiene funciones y componentes diferentes que se interrelacionan.
La epidermis
La epidermis es el estrato superficial de la piel y está compuesto por diferentes tipos de células:
queratinocitos, las células que tienen en su interior la queratina (proteína necesaria para la protección mecánica de la piel); melanocitos (oscurecen la piel y por tanto, protegen de las radiaciones solares) y células de Langerhans y linfocitos, que forman parte del sistema inmunológico.
La epidermis presenta cuatro capas: el estrato córneo, la capa granulosa, la capa espinosa y la capa basal
El estrato córneo es la capa más externa de la epidermis y su función principal es la de proteger frente a la deshidratación y otros estímulos externos como son la radiación UV, factores físicos y factores químicos.
Cornificación
Es importante saber que en la epidermis tiene lugar el proceso de queratinización (o cornificación); las células están en continuo movimiento hacia las capas más externas de la piel hasta convertirse en corneocitos que se caracterizan por el cese de la actividad enzimática celular.
Precisamente la función de barrera de la piel está determinada por los queratinocitos terminales, los corneocitos y los lípidos intercelulares (cemento intercelular), presentes previamente en los gránulos lamelares y constituidos por ceramidas (50-60%), colesterol, ácidos grasos poliinsaturados, etc. La función de estos lípidos cementantes es sumamente importante para la hidratación, haciendo impermeable a esta capa.
Manto hidrolipídico
Aún más superficial que esta capa córnea, se encuentra un manto hidrolipídico o manto ácido formado por el manto aéreo y la emulsión agua-grasa. El manto aéreo corresponde a la capa gaseosa constituida por CO2 proveniente del metabolismo celular y vapor de agua.
La emulsión epicutánea (agua y grasa) está formada por una fase acuosa proveniente del sudor y ambiente externo y una fase oleosa formada por los lípidos corneales (3%) y la secreción de las glándulas sebáceas (97%). Este manto ácido cumple un importante papel en la prevención de enfermedades cutáneas y estabiliza el pH actuando también en el balance de la microbiota residente.
Filagrina
La capacidad de retener agua por parte de la piel, provienen fundamentalmente de la filagrina.
La filagrina es una proteína que se encuentra en el interior de la célula y se sintetiza durante el proceso de queratinización de la piel. La filagrina une los pequeños filamentos de queratina formando fibrillas de queratina.
Durante el proceso de descamación se produce la destrucción o proteólisis de la filagrina. La destrucción de esta proteína origina diferentes sustancias, como el ácido pirrolidín carboxílico (PCA), sustancia caracterizada por su elevada higroscopicidad y sumamente importante, ya que regula la cantidad y biodisponibilidad del agua intraepidérmica, así como la pérdida de agua transepidérmica.
Este ácido junto con aminoácidos, sales de ácido láctico, urea, pequeñas cantidades de amoniaco, creatina, ácido úrico, glucosamina y iones como sodio, calcio, potasio y magnesio (sustancias orgánicas e inorgánicas hidrosolubles) forman el factor humectante natural (NMF).
Cuando se ha dañado la barrera cutánea se produce la pérdida de agua, por lo que será necesario reparar la barrera utilizando emolientes que aumenten la síntesis de lípidos y retrasen la pérdida de agua.
¿Qué es un emoliente?
Los emolientes son sustancias oleosas que proporcionan suavidad a la piel evitando la pérdida de agua por evaporación.
Un emoliente es una molécula o mezcla de moléculas cuya composición es rica en lípidos y que, cuando se aplica sobre la piel, es capaz de actuar como “cemento” ayudando a rellenar los huecos entre las células del estrato córneo, disminuyendo de esta manera la pérdida de agua, ayudando a reparar y mantener la función barrera y, en definitiva, aportando flexibilidad y suavidad a la piel.
Tipos de crema emoliente
Existen numerosas sustancias que actúan como emolientes y diversas clasificaciones de los emolientes. Si atendemos a su uso, podemos hablar de emolientes de aplicación durante o después de la ducha y emolientes sin enjuague. Este tipo de emolientes se pueden encontrar en crema y gel, sobre todo los emolientes sin enjuague.
Si atendemos a su capacidad de retener agua, los podemos dividir en:
- Emolientes hidrófilos, que retienen el agua e hidratan la piel. Entre ellos encontramos alcoholes polihídricos, polietilenglicoles, glicerina, productos etoxilados, propilenglicol y sorbitol.
- Emolientes lipofílicos, que mantienen unida el agua por la formación de una emulsión oleosa (W/O). Se engloban aquí ésteres o ceras sintéticas, oleato de decilo, palmitato y miristato de isopropilo. En este grupo se incluyen algunos emolientes naturales lipofílicos como el aceite de ricino, girasol, oliva, coco u otras semillas oleaginosas. También los aceites parafínicos y triglicéridos caprílicos.
Actualmente hay mayor demanda por los emolientes hidrófilos, que son de rápida absorción, menos viscosos y con menos cantidad de grasa. Estos son los productos indicados para pieles sanas.
Los emolientes lipofílicos son en su mayoría humectantes (capaces de atraer y atrapar moléculas de agua, hacia el estrato córneo) que ayudan a hidratar la piel más seca. Así, se impide su evaporación y se consigue que la piel esté más hidratada. Estos emolientes son los más indicados en pieles muy secas o con tendencia a la xerosis como en el caso de dermatitis atópica.
Propiedades de la crema emoliente
Las propiedades más destacadas de la utilización de emolientes son: suavidad, elasticidad, nutrición e hidratación. Además, otra propiedad muy importante es que ayudan a aliviar la irritación, por tanto, son protectores. Los emolientes se utilizan para:
- Hidratar y reducir la sequedad de la piel
- Adquirir mayor elasticidad y suavidad de la piel
- Calmar posibles irritaciones
- Proteger la piel de agentes externos
- Reduce el picor debido a la sequedad y mantener la piel en condiciones normales
- Disminuir riesgo de infecciones al mantener el pH de la piel.
Diferencias entre crema emoliente e hidratante
Una crema emoliente no solo hidrata, si no que da una protección, aliviando las molestias como consecuencia de la falta de hidratación. Un emoliente es un producto con la capacidad de ocupar los espacios entre los queratinocitos en condiciones de piel seca, que además debe tener la capacidad de hidratar y lubricar. La capacidad de hidratación se refiere a la atracción de moléculas de agua y la disminución de la pérdida de esta a través de los espacios intercelulares.
Las cremas hidratantes aportan agua a la piel para retenerla, utilizándose en todo tipo de pieles normalmente sin trastornos cutáneos.
La principal diferencia es que el hidratante se centra en añadir más agua a la piel, mientras que el emoliente se centra en mantener la barrera celular para conservar el agua en su interior.
A veces, las cremas hidratantes contienen propiedades emolientes y viceversa. Sin duda, la piel se beneficia de estas dos propiedades, por lo que encontrar productos que tengan ambos componentes siempre es beneficioso.
¿Cuándo usar cada tipo?
La crema emoliente proporciona a la piel elasticidad, suavidad y disminuye la tirantez y el picor, reforzando a su vez la barrera protectora de la piel para prevenir agresiones externas. Son más adecuadas para pieles muy secas o con problemas cutáneos como irritaciones, dermatitis, eczemas, psoriasis, etcétera.
Las cremas hidratantes son imprescindibles en el cuidado de cualquier tipo de piel, ya sean pieles secas, mixtas o grasas. Porque, efectivamente, una piel grasa también necesita hidratación.
Para obtener un cuidado adecuado de la piel se debe valorar todos los factores implicados en el mantenimiento de la piel. En la mayoría de los casos existe una carencia de sustancias hidratantes naturales y lípidos.
Los cuidados básicos de la piel en el tratamiento de la piel están destinados a mejorar la hidratación, compensar la falta de lípidos de barrera y mejorar la función barrera.
El cuidado tópico de la piel debe contener los diversos componentes de la barrera cutánea o restaurar su función. Por lo tanto, los productos a utilizar deben contener ingredientes lipófilos (reposición de lípidos, formadores de película) e hidrófilos (rehidratación).
Existen en el mercado distintos tipos de crema emoliente y humectante que contienen componentes de origen natural de alta calidad, como son D-Pantenol, Defensil®-Plus, glicerina, PCA (forma parte del factor humectante natural), etc. que junto con otros principios activos crean una capa protectora que evita la perdida de humedad, además de conseguir reducir el picor y suavizar la piel.
Las enfermedades de la piel asociadas con la xerosis cutánea, como la dermatitis atópica o la ictiosis, también deben ser tratadas con este tipo de sustancias como tratamiento básico.
Referencias
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- Feingold KR, Elias PM. Role of lipids in the formation and maintenance of the cutaneous permeability barrier. Biochim Biophys Acta. 2014
- Moncrieff, G., Cork, M., Lawton, S., Kokiet, S., Daly, C., & Clark, C. (2013). Use of emollients in dry‐skin conditions: consensus statement. Clinical and experimental dermatology, 38(3), 231-238.
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