Tener los niveles altos de triglicéridos no produce ningún síntoma como ocurre con otras alteraciones analíticas como tener cifras de colesterol o de ácido úrico alto por poner algún ejemplo.
Y ese justamente es el problema, el hecho de que no produzca síntomas (al menos en el inicio) hace que, a veces, no sepamos que hay una elevación del parámetro en cuestión y otras veces, incluso ya sabiendo el dato, el paciente no le da la importancia que tiene, pues, de momento, no se encuentra mal.
Las células y la energía
¿Cuántas comidas haces al día? ¿Eres de los de las 5 comidas diarias o eres de los que no desayunan y tan solo comen y cenan? Y aunque seas de los de las 5 comidas. ¿Te has planteado cuántas veces al día tus células necesitan alimento para poder funcionar?
Cada minuto, no, mejor dicho, cada segundo de nuestra existencia, nuestras células están demandando energía, principalmente en forma de ATP para poder realizar todas sus funciones.
La energía que las células necesitan para vivir se la proporcionamos gracias a que, de los alimentos, extraemos los principios inmediatos: hidratos de carbono, lípidos y proteínas, que nuestras mitocondrias son capaces de transformar en el necesario ATP.
Almacenamiento de la energía
Pero, volvamos entonces a la pregunta del principio. Nosotros no comemos a cada segundo, sino que lo hacemos varias veces al día, con períodos de ayuno que pueden llegar a las 12 horas con facilidad. ¿De dónde sacan las células la energía en esos períodos? Pues de nuestros almacenes.
Cuando comemos, el exceso de calorías que en ese momento no vamos a necesitar, lo almacenamos y esto lo hacemos en su mayoría en el tejido adiposo, en forma de triglicéridos.
Qué son los triglicéridos
Los triglicéridos, desde el punto de vista bioquímico, están constituidos por una molécula de glicerol a la que se enlazan tres moléculas de ácidos grasos de distinta longitud y son la forma más eficaz de almacenar energía.
Nuestro metabolismo es capaz de transformar los hidratos de carbono que ingerimos y, por supuesto, los lípidos que nos proporcionan los alimentos, en triglicéridos, que son transportados por la sangre gracias a las lipoproteínas y que finalmente, se depositan en los adipocitos, en las células del tejido adiposo, donde esperan a que el resto de las células del cuerpo demanden energía, son entonces transportados hasta el hígado donde se metabolizan para poder ser utilizados como sustrato energético.
Así que, podemos encontrarnos estos triglicéridos en la sangre cuando están de camino a los almacenes o nos los podemos encontrar en el propio almacén. La cantidad de triglicéridos que se encuentra en la sangre es algo muy fácil de medir con una analítica común y nos da mucha información sobre el estado de esa persona.
«Almacenes» de triglicéridos
Pensemos ahora un momento en “los almacenes”. Vale, yo como para cubrir las necesidades energéticas de ahora y de las siguientes horas que no voy a estar comiendo y almaceno lo que me sobra, y venga, vale, almaceno un poquito más por si acaso. Pero, si en cada comida, almaceno un sobrante ¿qué ocurrirá con el tiempo? Efectivamente, que el almacén estará muy muy lleno, que el tejido adiposo crecerá y, por tanto, habrá obesidad.
Y nos vamos ahora del almacén a los triglicéridos circulantes, o sea, a los que se encuentran en transporte por la sangre. Como ya hemos dicho, un análisis básico nos permite saber cuál es la concentración y esto nos proporciona una información importante. Según las cifras resultantes podemos distinguir:
- Normal: inferior a 150 mg/dl
- Valores límite: entre 150 y 199 mg/dl
- Tener niveles altos de triglicéridos (hipertrigliceridemia): 200 a 499 mg/dl
- Valores muy altos: superiores a 500 mg/dl
¿Y qué cambia en mi cuerpo tener 100 o tener 500 mg/dl de triglicéridos? ¿Cuál es el peligro si es que lo hay? ¿Tener niveles altos de triglicéridos o hipertrigliceridemia se acompaña de algún síntoma?
Qué pasa si tengo niveles altos de triglicéridos
Habremos oído decir que los triglicéridos son mucho menos peligrosos que el colesterol y aceptemos que esto tiene parte de razón. La hipercolesterolemia influye en el riesgo cardiovascular bastante más que la hipertrigliceridemia. Pero, aun así, la elevación de los triglicéridos no es, desde luego, algo banal.
Los niveles altos de triglicéridos contribuyen a aumentar el riesgo cardiovascular. Por su parte, los triglicéridos muy altos son la tercera causa, y solo está por detrás del consumo de alcohol y de la litiasis biliar de aparición de pancreatitis aguda.
Recordemos que la pancreatitis aguda es una urgencia médica que presenta una mortalidad del 5%. Y, además, se puede complicar dejando paso a una pancreatitis crónica.
¿Cuál es el mayor peligro de la hipertrigliceridemia?
Probablemente, el mayor peligro de la hipertrigliceridemia es que no aparece sola. La elevación de los triglicéridos se puede producir por una predisposición genética y/o por hábitos dietéticos inapropiados.
La herencia de la hipertrigliceridemia es poligénica, por lo que en muchas ocasiones se acompaña también de antecedentes familiares de otras enfermedades metabólicas como hipercolesterolemia, diabetes, etc. Y los hábitos inadecuados relacionados con el aumento de triglicéridos son los mismos que también inducen el aumento de la glucemia, del colesterol en sangre o de la obesidad.
En realidad, si la hipertrigliceridemia fuera moderada y aislada, las consecuencias para la salud no serían excesivamente serias. El problema es que la asociación con hipertensión, hipercolesterolemia o diabetes, son muy habituales. Y, todos ellos, son factores que forman parte del síndrome metabólico y que incrementan el riesgo cardiovascular.
Asociación entre niveles altos de triglicéridos y obesidad
No hemos mencionado hasta el momento la asociación de la hipertrigliceridemia con la obesidad, pero es fácil de entender que, si los triglicéridos están elevados, haya un aumento no solo en sangre, sino también de los lípidos almacenados. Como los triglicéridos se almacenan en el tejido adiposo, la coexistencia de obesidad e hipertrigliceridemia es muy habitual.
Tratamiento
Pues una vez conocido el problema, lo siguiente es resolverlo. El tratamiento de la hipertrigliceridemia se basa en la adecuación de los hábitos dietéticos y en el tratamiento farmacológico.
El tratamiento farmacológico se hace con fibratos (gemfibrozilo y fenofibrato), con niacina o ácido nicotínico y con ácidos grasos omega. Es habitual asociar fibratos con omega 3 para conseguir un mejor resultado.
En cuanto a los hábitos higiénico-dietéticos, debemos mencionar los siguientes puntos:
- Reducción de la ingesta calórica. Si los triglicéridos sirven para almacenar el exceso de calorías, evitando el exceso, se conseguirá que no haya un sobrealmacenamiento.
- Dieta equilibrada. Baja en hidratos de carbono y en grasas saturadas. Los hidratos de carbono, sobre todo los de índice glucémico alto, se transforman en triglicéridos para su almacenamiento.
- Evitar el consumo de alcohol. Este aporta azúcares y calorías, por lo que en toda dieta con restricción calórica hay que evitarlo. Pero, además, el consumo de alcohol es una de las causas de pancreatitis aguda. Esta también puede estar inducida por el exceso de triglicéridos y uno de los objetivos del tratamiento de la hipertrigliceridemia es reducir el riesgo de pancreatitis aguda.
- Aumentar la actividad física. Para aumentar el gasto energético. Sobre todo, tiene que ser una actividad física aerobia que es la que induce la utilización de los lípidos como sustrato energético.
- No fumar. Para controlar el riesgo cardiovascular.
En definitiva, la vida sana, la dieta equilibrada y el ejercicio son, una vez más, el pilar de nuestra salud.
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