La polisomnografía y otras técnicas de registro del sueño

Para un correcto diagnóstico y tratamiento es conveniente realizar un estudio del sueño del paciente. La polisomnografía, también llamada estudio del sueño, es una prueba integral utilizada para diagnosticar trastornos del sueño.

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El sueño

Un tercio de las horas de nuestra vida las pasamos durmiendo. Es una necesidad básica como puede ser comer o beber y debemos conseguir que el sueño sea de calidad. Si no se consigue esa calidad se debe de averiguar cuál es la causa.

El sueño se define como un estado reversible de desvinculación y falta de respuesta al entorno.

Sigue un ritmo circadiano, es decir, que alterna sueño y vigilia. Este ritmo circadiano está regulado por neurotransmisores y hormonas. La hormona que favorece en sueño es la melatonina que se produce en oscuridad sintetizándola la glándula pineal que se encuentra en el cerebro.

Durante el sueño se reestablecen las funciones físicas y psicológicas. Mientras se duerme se recupera la funcionalidad del organismo, se recupera energía y se reactiva el sistema inmunitario.

Un sueño deficiente, poco reparador, produce cansancio mental y físico durante el día, dificultad para concentrarse, además de somnolencia.

También puede llegar a provocar alteraciones en el humor, incluso llevando a la ansiedad o la depresión.

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Fases del sueño

El sueño tiene varias fases. La división más clásica es la que se hace entre fase no REM y fase REM, Rapid Eyes Movements (Movimientos Rápidos de Ojos).

Durante la etapa no REM se produce la reparación de tejidos corporales y conservación y recuperación de energía. En esta fase disminuye, en primer lugar, el ritmo cardíaco y, en segundo lugar, la frecuencia respiratoria.

En la etapa del sueño REM la actividad cerebral es muy alta. Predominan los procesos de reparación cerebral y reorganización neuronal. Durante esta fase consolidamos y almacenamos la información importante, afianzamos lo que hemos aprendido, entrando a formar parte de nuestra memoria. Además, el ritmo cardíaco y la presión arterial aumentan. Y, como su propio nombre indiaca, los ojos se mueven con movimientos rápidos.

El sueño REM se alterna con el sueño no REM cada 90 minutos aproximadamente. Una persona con sueño normal tiene con frecuencia de cuatro a cinco ciclos de sueño con y sin movimientos oculares rápidos durante una noche.

Los trastornos del sueño pueden alterar este proceso. La mayoría no son patologías graves, pero si pueden tener implicaciones en nuestro ritmo de vida: nos sentimos más cansados y rendimos menos, tanto física como psicológicamente y tenemos sueño durante el día, provocando dificultad para cumplir con las obligaciones profesionales, familiares o sociales.

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Trastornos del sueño

El trastorno del sueño más común es la dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido, se suele asociar a despertares nocturnos. A esto se le denomina insomnio. También puede ser que las personas se queden dormidas cuando no deben, lo que se llama hipersomnio. En otros casos las personas se quedan dormidos de manera repentina, lo que se denomina narcolepsia.

Otros trastornos pueden ser conductas anormales mientras se está dormido, como el sonambulismo, el síndrome de las piernas inquietas o terrores nocturnos y pesadillas.

También se suele relacionar a trastornos del sueño ronquidos fuertes y la apnea del sueño. Estos síntomas pueden asociarse a una patología algo más preocupante porque puede tener consecuencias más graves, la que se denomina la apnea obstructiva del sueño. Ésta sucede cuando se reduce o detiene por completo el flujo de aire en las vías respiratorias superiores de forma repetida durante el sueño, debido a que se bloquean las vías respiratorias.

Estos pacientes suelen tener somnolencia diurna, ronquidos o resoplidos, así como un sueño intranquilo. La apnea del sueño se suele relacionar con el riesgo de presión arterial alta, enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares.

Síntomas de los trastornos del sueño más frecuentes

Cada trastorno tiene unos síntomas específicos. Vamos a intentar definir cada uno de ellos:

  • El insomnio, como ya hemos dicho, es la dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos o fin prematuro del sueño.
  • La hipersomnia es un aumento del sueño habitual, el paciente duerme muchas horas y aun así no consigue el efecto reparador del sueño.
  • La narcolepsia se caracteriza por una somnolencia extrema durante el día y ataques repentinos de sueño.
  • El sonambulismo es caminar de modo semiinconsciente mientras se está dormido.
  • El síndrome de Piernas inquietas es el movimiento espontáneo e incontrolable de las piernas con la sensación de hormigueo.
  • Los terrores nocturnos son episodios de terror con gritos y agitación.
  • El ronquido con apnea del sueño se produce por la obstrucción de la faringe que no deja pasar el aire que dependiendo del grado puede ser más o menos preocupante.

Diagnóstico y estudio de los trastornos del sueño

Para un correcto diagnóstico y tratamiento es conveniente realizar un estudio del sueño del paciente.

Cuando se hace un estudio del sueño se miden cuantos ciclos se tiene en una noche y cuanto dura cada uno, así como la actividad nocturna que tiene el paciente mientras duerme. Para ello se miden una serie de parámetros como son la respiración, los niveles de oxígeno en sangre, las ondas cerebrales, la actividad eléctrica de los músculos, así como los movimientos oculares y la frecuencia cardiaca.

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La polisomnografía: estudio del sueño

La polisomnografía, también llamada estudio del sueño, es una prueba integral utilizada para diagnosticar trastornos del sueño. Para ello, se colocan una serie de electrodos en distintas partes del cuerpo: en el mentón, de tal forma que se monitoriza el masetero para el estudio de posible bruxismo.

También se colocan en el cuero cabelludo para realizar un electroencefalograma. Y, además, en el borde externo de los párpados para monitorizar el movimiento de los ojos, que ya hemos dicho que es unas de las características de las distintas fases del sueño, REM y no REM.

Además, se ponen en el pecho unos monitores para registrar la frecuencia cardíaca y la respiración. Se suele hacer también una pulsioximetría para registrar la saturación de oxígeno en sangre durante la noche. En algunas ocasiones también se graba al paciente con una cámara de video.

A lo largo de la polisomnografía se registra la actividad del paciente cuando está despierto y mientras se queda dormido, cuantificando el tiempo que tarda en quedarse dormido. También, mientras el paciente está dormido, los electrodos van registrando las señales durante el sueño, midiéndose el tiempo que tarda en entrar en el sueño con movimientos oculares rápidos.

La polisomnografía se puede realizar en un hospital o la puede realizar el paciente en su propia casa, siguiendo las indicaciones del profesional sanitario. La preparación para la prueba de la polisomnografía es la misma tanto si se realiza en un hospital como si se realiza en casa: se aconseja no tomar ningún medicamento indicado para facilitar el sueño, no tomar alcohol ni ninguna bebida excitante como el café o té, así como realizar una cena ligera y no muy cercana a la hora de ir a dormir.

Con la polisomnografía se detecta la actividad del paciente y se diagnostica qué tipo de trastorno tiene. Con los resultados se puede dar una serie de recomendaciones en función de la sintomatología y trastorno diagnosticado.

Higiene del sueño

La primera recomendación será siempre tener una buena higiene del sueño. Con ella muchos de estos trastornos se pueden evitar o mejorar.

Alguna de estar recomendaciones para tener una buena higiene del sueño ya las hemos comentado a lo largo de este artículo, pero vamos a recordarlas:

  • Evitar consumir sustancias excitantes, psicoactivas como café, alcohol, bebidas energéticas, especialmente después de las 6 de la tarde.
  • Dejar de fumar o evitar fumar antes de irse a dormir ya que la nicotina tiene acción excitante.
  • Es recomendable practicar ejercicio suave a diario, pero nuca antes de irse a dormir.
  • Evitar el uso de pantallas, tablets, teléfonos, etc., mientras estemos en la cama. Se debe a que la luminosidad de las pantallas dificulta la conciliación del sueño.
  • Establezca una rutina para dormir y despertarse, es muy importante tener los mismos horarios.
  • Es recomendable cenar unas 2 o 3 horas antes de irse a dormir. La cena debe ser ligera, evitando el consumo de grasas, haciendo que la digestión sea más fácil.

Si con esto no se consigue siempre tener un sueño reparador, siempre se puede recurrir a remedios naturales como extractos de plantas y a la melatonina ya que pueden ayudar al paciente a conciliar el sueño y tener un sueño más reparador.

Referencias

https://www.iis.es/que-es-como-se-produce-el-sueno-fases-cuantas-horas-dormir/
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003932.htm

Fases del sueño, ¿qué sucede en cada una?


https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000800.htm
https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/trastornos-sueno

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