Acción de los simbióticos en alteraciones del tránsito intestinal

En condiciones normales el tránsito intestinal es de media de unas 30 a 40 horas, por lo que la eliminación de heces debe hacerse idealmente 1 vez al día.

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¿Qué entendemos por tránsito intestinal?

El aparato digestivo tiene como finalidad la absorción de nutrientes a partir de los alimentos y su transporte hasta la sangre. Para que los nutrientes sean extraídos de los alimentos y posteriormente absorbidos a través de la pared intestinal, los alimentos deben ingresar por la boca y recorrer todo el tubo digestivo gracias a los movimientos peristálticos. A lo largo de su camino, los alimentos se van digiriendo, de manera que al final, los nutrientes estén en forma de moléculas pequeñas y sencillas que puedan atravesar la pared intestinal.

La digestión de los alimentos comienza desde la boca, ocurriendo principalmente en el estómago y continuando en el intestino delgado. Es en el intestino delgado donde se produce principalmente la absorción de los nutrientes.

Los productos de desecho que no se pueden aprovechar pasan al intestino grueso donde se absorbe una parte del agua y el resto, mezclado con bacterias residentes en el intestino, constituye las heces que serán expulsadas a través del recto y finalmente del ano.

El tiempo que tardan los alimentos en ir desde la boca hasta el ano y sufrir todas las transformaciones antes descritas, se denomina tránsito intestinal.

En condiciones normales el tránsito intestinal es de media de unas 30 a 40 horas, por lo que la eliminación de heces debe hacerse idealmente 1 vez al día.

Cuando el tránsito intestinal se hace más rápido y se realizan más de 3 defecaciones al día con heces líquidas, se denomina diarrea. Por el contrario, si se enlentece y además cursa con heces duras y difíciles de expulsar, se denomina estreñimiento. En esta ocasión vamos a hablar del estreñimiento.

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¿El estreñimiento es un problema común?

El estreñimiento puede clasificarse como agudo, cuando se trata de una circunstancia puntual. O crónico, es decir, cuando el paciente tiende a tener un tránsito intestinal lento y a no defecar todos los días.

En un estudio realizado en España1, se vio que la prevalencia de estreñimiento fue del 29.5%, siendo mayor en mujeres que en hombres (3:1).

En niños se ha estimado en un 12%2,3 y en ancianos, la prevalencia estimada es del 33.5%4.

Según la causa, el estreñimiento crónico se divide en estreñimiento crónico funcional o primario (90-95%), (causa desconocida). Por otro lado, en estreñimiento crónico orgánico o secundario (5-10%) a otras enfermedades como enfermedades metabólicas, neurológicas o patologías propias del colon, recto o ano o como efecto secundario de algunos medicamentos como compuestos de hierro, algunos antidepresivos o derivados opioides entre otros.

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Tratamiento del estreñimiento

En el tratamiento del estreñimiento crónico funcional, hay que tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Es imprescindible que el paciente adopte una serie de medidas higiénico-dietéticas encaminadas a mejorar el tránsito intestinal:
    • Ingesta de fibra dietética. La fibra dietética son aquellas sustancias de origen vegetal, hidratos de carbono o derivados de los mismos, que resisten la digestión por las enzimas del intestino delgado y llegan intactos al colon. Dentro de la fibra, se distinguen la fibra insoluble y la soluble. La primera actúa por aumento del volumen de las heces. La soluble, como su nombre indica, tiene la capacidad de captar agua, por lo que además de aumentar el volumen de las heces, las fluidifica, haciendo más fácil su expulsión. La fibra soluble, además, es fermentable por las bacterias residentes en el intestino, es decir, tiene efecto prebiótico. El aumento de la ingesta de fibra es una de las principales recomendaciones para un paciente con estreñimiento crónico funcional.
    • Hacer ejercicio físico moderado
    • No inhibición de la defecación
    • Ingesta adecuada de líquidos, sobre todo agua (al menos 2 litros al día)

 

 

  • Probióticos. Cada vez se está hablando más del uso de los probióticos como reguladores del tránsito intestinal. No se trata tanto de la acción de una cepa concreta sino de una cuestión de equilibrio de la microbiota. Una relación adecuada entre las poblaciones bacterianas intestinales favorece la función intestinal y por lo tanto la defecación. Se ha demostrado que los probióticos presentan un efecto equilibrador de la microbiota, lo que consigue una regulación del tránsito intestinal.5,6
  • Laxantes. Son utilizados en pacientes estreñidos a menudo de manera inadecuada. Los laxantes, en general, deben utilizarse como tratamiento de rescate, pero no como tratamiento crónico, especialmente los procinéticos y los secretores
    • Laxantes osmóticos. Como el lactitol. Son aumentadores de volumen. Se trata en realidad de hidratos de carbono no absorbibles que, al aumentar el volumen de las heces, facilitan su evacuación. Son los laxantes de primera elección, pues no producen acostumbramiento ni tolerancia. No obstante, deben utilizarse únicamente como tratamiento de rescate o en pacientes en los que las medidas higiénico-dietéticas no sean suficientes.
    • Los laxantes emolientes y lubricantes. Su uso debe hacerse como tratamiento de rescate. Y solo en pacientes que no han respondido a fibra o a laxantes osmóticos.
    • Laxantes procinéticos. Solo cuando no se ha respondido a otros laxantes.
    • Laxantes secretores. Únicamente en pacientes diagnosticados de síndrome del intestino irritable con estreñimiento.
    • Enemas de limpieza. Como tratamiento de rescate o en pacientes con disinergia del suelo pélvico.

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Los simbióticos en el estreñimiento: La unión hace la fuerza.

Es muy interesante el efecto sinérgico que presentan los probióticos y la fibra soluble. Por una parte la fibra soluble es capaz de captar agua y aumentar su volumen, desencadenando el peristaltismo intestinal. Y, además, por su capacidad de captar agua, solubiliza las heces mejorando su consistencia y facilitando su expulsión. Y, por último, no podemos dejar de mencionar su efecto prebiótico. Es decir, contribuye al equilibrio de la microbiota intestinal y a la proliferación en el intestino de las bacterias beneficiosas (bifidobacterias y lactobacilos) en detrimento de otras enterobacterias patógenas.

Por su parte los probióticos, que se benefician de la administración de los prebióticos, contribuyen al equilibrio de las poblaciones bacterianas intestinales. Además se ha demostrado que su uso mejora el tránsito intestinal y la frecuencia de evacuación, manteniendo en el tiempo el efecto de la fibra soluble.

Los productos que contienen simultáneamente probióticos y prebióticos (la fibra soluble lo es) reciben, como ya sabemos, el nombre de simbióticos. Los simbióticos son ideales para los trastornos del tránsito intestinal pues combinan los efectos de los dos componentes, potenciándose entre sí.

Bibliografía

1. Garrigues V, Galvez C, Ortiz V, et al. Prevalence of constipation: agreement among several criteria and evaluation of the diagnostic accuracy of qualifying symptoms and self-reported definition in a population-based survey in Spain. Am J Epidemiol 2004; 159: 520-526
2. Rev Pediatr Aten Primaria Supl. 2013;(22):61-70
3. Guia de Estreñimiento en el niño 2015, avalada por la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Sociedad Española de Cirugía Pediátrica, Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, Sociedad Española de Urgencias de Pediatría, Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.
4. Mugie SM, Benninga MA, Di Lorenzo C. Epidemiology of constipation in children and adults: a systematic review. Best Pract Res Clin Gastroenterol 2011; 25: 3-18
5. Huang, R., & Hu, J. (2017). Positive effect of probiotics on constipation in children: a systematic review and meta-analysis of six randomized controlled trials. Frontiers in cellular and infection microbiology, 7, 153
6. Eirini Dimidi, Stephanos Christodoulides, Konstantinos C Fragkos, S Mark Scott, Kevin Whelan; The effect of probiotics on functional constipation in adults: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials, The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 100, Issue 4, 1 October 2014, Pages 1075–1084, https://doi.org/10.3945/ajcn.114.089151
7. Tabbers M, Benninga M.. Constipation in children: fibre and probiotics. Clinical Evidence 2015;03:303.
8. Escudero Álvarez E, González Sánchez P. La fibra dietética. Nutr. Hosp. (2006) 21 (Supl. 2) 61-72

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