El ácido fólico o ácido pteroilglutámico es una vitamina hidrosoluble del grupo B, concretamente la vitamina B9. Se trata de un nutriente esencial. Es decir, el organismo humano no puede sintetizarlo y tiene que adquirirlo de los alimentos.
En realidad, se puede decir que en cierta forma sí somos capaces de sintetizarlo, puesto que es sintetizado por algunas de las bacterias presentes en la microbiota intestinal.
Alimentación y ácido fólico
Los alimentos aportan una pequeña cantidad de ácido fólico. Los más ricos en esta vitamina son los vegetales de hoja verde, los cítricos y sobre todo, las vísceras como el hígado. Si hacemos un ranking de los 10 alimentos con más cantidad de vitamina B9, tenemos que mencionar:
- El hígado de pollo
- El hígado de ternera
- Las acelgas
- Aguacate
- La yema de huevo
- Nueces y almendras
- La naranja
- Espinacas
- Y los champiñones
Pero, para adquirir el ácido fólico de la alimentación, no solo hay que tener en cuenta qué se come, sino, sobre todo cómo se cocina.
Las vitaminas del grupo B son hidrosolubles, por lo que si el alimento se sumerge en agua, la vitamina va a pasar del alimento al líquido, sobre todo si este es caliente. Es decir, la cocción de los alimentos hace que se pierda hasta un 40% del contenido de ácido fólico.
Este es el motivo por el que los alimentos que pueden consumirse crudos, aportan mayor cantidad de B9.
Otros factores disminuyen la cantidad de ácido fólico en los alimentos, como las radiaciones ultravioleta o la oxidación, pudiéndose perder hasta un 60% del contenido de la vitamina en los alimentos con la exposición a la luz.
¿Para qué es necesario el ácido fólico?
El ácido fólico, junto con la vitamina B12, son imprescindibles para la síntesis del ADN y el ARN, por lo que su deficiencia produce alteraciones en la división celular. Esto explica la aparición de anemia megaloblástica en el déficit de B9 y B12 por la afectación de la eritropoyesis.
Los folatos también intervienen en la reconversión de homocisteína a metionina, por lo que unas cifras séricas bajas de ácido fólico se pueden acompañar de un aumento de la homocisteína. Esta se ha postulado como un factor predisponente para el desarrollo de enfermedad cardiovascular.
Por último, el ácido fólico es también necesario para la biosíntesis de mielina, por lo que de su carencia se pueden derivar alteraciones neurológicas.
Déficit de ácido fólico
El déficit de ácido fólico se puede producir por cuatro causas principales:
- Aporte insuficiente
- Aumento de las necesidades
- Defectos en la absorción
- Interacción medicamentosa
El aporte insuficiente puede ocurrir en dietas de adelgazamiento muy estrictas, en ancianos con mala alimentación o en alcohólicos crónicos. El alcohol interfiere en el metabolismo y la absorción del ácido fólico.
El aumento de los requerimientos se da con frecuencia en el embarazo y, en menor medida, en la lactancia y el responsable es el aumento de la eritropoyesis materna. Durante los dos últimos trimestres del embarazo, el volumen de hematíes aumenta entre un 20 a un 30%, lo que incrementa el gasto de ácido fólico.
La malabsorción de folatos es rara, pero puede ocurrir en enfermedad de Crohn, en esclerodermia, amiloidosis o en diverticulosis.
Los fármacos que interaccionan con el ácido fólico son variados, desde el ácido acetilsalicílico a algunos antiácidos como la ranitidina, antibióticos como el trimetoprim, anticonvulsivantes como la fenitoína o el fenobarbital, etc.
Ante un déficit de ingesta o un aumento de las necesidades, el organismo comienza a depleccionar los almacenes de folato. En unos cuatro meses, estos depósitos pueden desaparecer y se produce entonces el déficit. Este se manifiesta, principalmente, por anemia megaloblástica con manifestaciones asociadas como anorexia, náuseas, diarrea, úlceras orales y glositis. Además de, por supuesto, cansancio y palidez.
En el caso de las mujeres embarazadas puede haber un aumento de la probabilidad de abortos y recién nacidos prematuros y de bajo peso. También aumenta el riesgo de defectos del tubo neural, pudiéndose producir afectación del cerebro con anencefalia o de la médula espinal con la aparición de espina bífida.
Tratamiento del déficit de ácido fólico
En el tratamiento del déficit de ácido fólico, hay que contemplar dos aspectos. Por un lado, la prevención y, por otro, la reposición de la vitamina si ya está presente la carencia.
En cuanto a la prevención:
- Hay que valorar el uso de complementos alimenticios en personas que puedan tener riesgo de carencia en la dieta. Es el caso de las personas con dietas de adelgazamiento o ancianos con dietas restrictivas.
- También debería atenderse en estos casos a la microbiota intestinal. Porque estas bacterias son las encargadas de la síntesis de estas vitaminas.
- En las embarazadas siempre debe hacerse la prevención, con dosis de 5 a 15 mg de ácido fólico diariamente.
En cuanto a la reposición:
Si ya ha aparecido la anemia megaloblástica, hay que hacer diagnóstico diferencial entre el déficit de vitamina B12 y el déficit de ácido fólico. Porque si la anemia es por deficiencia de vitamina B12 y se administra únicamente ácido fólico, los valores sanguíneos se normalizarán. Sin embargo, no se solucionará la neuropatía por carencia de B12.
Se debe corregir en la medida de lo posible la causa subyacente. Dietas inadecuadas o el alcoholismo. Y, por supuesto, administrar suplementos durante al menos 2-3 semanas, tras las cuales se realizará analítica para comprobar las cifras de ácido fólico en sangre.
Referencias
https://www.msdmanuals.com/es-es/hogar/trastornos-nutricionales/vitaminas/carencia-de-%C3%A1cido-f%C3%B3lico
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112006000100019
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872000000200013
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