Faringitis y amigdalitis, ¿estamos hablando de lo mismo?

¿Hay asociación entre faringitis y amigdalitis? Podemos decir que sí en el caso de las faringoamigdalitis de origen infeccioso. Sin embargo, no existe dicha asociación cuando la etiología es de otro tipo.

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Faringe y faringitis

La faringitis es la inflamación aguda de la mucosa orofaríngea que puede ocurrir por diferentes causas, que analizaremos más adelante. La peculiaridad de la faringe es que pertenece tanto al aparato digestivo como al respiratorio. Es decir son los dos aparatos que más contacto tienen con el exterior por detrás, por supuesto, de la piel.

A través de la orofaringe penetran en el organismo los alimentos que, posteriormente, continuarán su camino por el esófago.

Pero también penetra el aire inspirado, que seguirá por la tráquea. Además del aire espirado proveniente de las vías respiratorias. Esto implica que por la faringe pasan múltiples elementos que provienen del exterior, a distintas temperaturas y con distintas texturas, y que pueden contener microorganismos.

Por este motivo, la región se encuentra “equipada” con múltiples estructuras pertenecientes al sistema inmunológico, como el anillo de Waldeyer, las adenoides o las amígdalas palatinas. La situación anatómica de las amígdalas palatinas, en el istmo de la faringe, hace que, en muchas ocasiones, se produzca simultáneamente una afectación de amígdalas y faringe, denominándose entonces faringoamigdalitis.

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Faringoamigdalitis

La faringoamigdalitis aguda es siempre de causa infecciosa. Es debido a que, al ser las amígdalas órganos linfoides con acción inmunológica, su inflamación tiene que ver con los mecanismos de defensa frente a microorganismos.

Aproximadamente un 90% de las faringoamigdalitis agudas son de origen vírico y únicamente un 10% son de origen bacteriano.

Sin embargo, hasta un 60% de los tratamientos antibióticos que se prescriben en atención primaria están destinados a pacientes con faringoamigdalitis aguda. Es probable que exista un sobreuso de antibióticos.

Sin embargo también hay que tener en cuenta que, aunque la etiología bacteriana es muy poco frecuente, cuando ocurre, las consecuencias pueden ser graves. Es debido a que entre las bacterias que con más frecuencia producen amigdalitis hay que destacar los estreptococos hemolíticos.

Complicaciones por estreptococos

La faringitis por Streptococo Beta-hemolítico del grupo A puede ocasionar la aparición posterior de glomerulonefritis aguda postestreptocócica o de fiebre reumática.

Debido a la gravedad de ambas enfermedades, a menudo se prefiere pecar por exceso que no por defecto. Por ello puede ser una práctica habitual el prescribir antibióticos en una faringoamigdalitis, aún sin saber si se trata de una infección estreptocócica.

Las guías, recomiendan hacer un diagnóstico certero antes de tomar una decisión terapéutica. En este caso, el diagnóstico de sospecha viene cuando se cumplen al menos 2 de los siguientes criterios:

  • Fiebre superior a 38.5 grados
  • Adenopatías laterocervicales dolorosas
  • Exudado amigdalar
  • Y ausencia de tos. En estos casos, hay que hacer una prueba rápida de detección de antígenos de Streptococo A para verificar la etiología.

Si en la sintomatología predominan la tos, ronquera, rinitis, linfadenopatías generalizadas o vesículas en el paladar. La etiología más probable es la vírica y no está indicado el uso de antibióticos.

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Más sobre faringitis y amigdalitis: cuándo no tienen nada que ver

Las faringitis y amigdalitis, si bien no son estrictamente lo mismo en cuanto a localización, sí forman parte del mismo cuadro y requieren el mismo tratamiento. Pero existen otras entidades que pueden cursar con “dolor de garganta” y faringitis y que nada tienen que ver con la amigdalitis.

Hay un grupo de faringitis que no son de origen infeccioso, sino irritativo. Existen diferentes agentes que pueden causar inflamación en la mucosa faríngea como el tabaco, el alcohol, el aire inspirado frío o la polución. En este caso el paciente padecerá una faringitis, con dolor de garganta y posiblemente disfonía, pero sin amigdalitis.

Otras causas de faringitis no infecciosas pueden ser procesos alérgicos, especialmente la alergia al polen o condiciones ambientales como un ambiente extremadamente seco. También se puede producir una inflamación de la mucosa orofaríngea por traumatismos o como consecuencia de un reflujo gastroesofágico.

Algunas de estas condiciones pueden producir una faringitis crónica. Es el caso del consumo de tabaco o la permanencia durante mucho tiempo en ambientes secos o contaminados.

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Etiología y tratamiento

Por lo tanto, respondiendo a la pregunta que nos hacíamos al principio respecto a si siempre hay una asociación entre faringitis y amigdalitis, podemos decir que sí en el caso de las faringoamigdalitis de origen infeccioso.

Sin embargo no existe dicha asociación cuando la etiología es de otro tipo. La historia clínica para identificar los síntomas, la exploración al paciente y las pruebas antigénicas en caso necesario, establecerán cuál es la etiología y por tanto el tratamiento adecuado.

En el caso de las faringoamigdalitis bacterianas la prescripción de un antibiótico es ineludible. Aunque éste se suele acompañar también de tratamientos sintomáticos. En el caso de las faringoamigdalitis víricas o irritativas, la opción principal es el tratamiento sintomático. Los principales síntomas del paciente son el dolor orofaríngeo. Y, en algunos casos, la disfonía causados por la inflamación de la mucosa faríngea. Por lo que es en estas molestias donde el tratamiento pone su atención.

Por supuesto, si se trata de una faringitis irritativa por el consumo de tabaco, es imprescindible animar al paciente a dejar de fumar. Y, en el caso del reflujo gastroesofágico o los procesos alérgicos, al tratamiento sintomático de los síntomas faríngeos, se añadirá el tratamiento etiológico correspondiente.

Referencias

https://www.samfyc.es/pdf/GdTenfinf/20093.pdf

https://www.pediatriaintegral.es/numeros-anteriores/publicacion-2013-05/infecciones-de-vias-respiratorias-altas-1-faringitis/

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