Consecuencias del teletrabajo para la salud

La pandemia de COVID-19 por coronavirus nos ha alterado muchas cosas. Ha cambiado en gran medida los hábitos de higiene, las relaciones sociales y familiares y el entorno laboral. Y, en este sentido, la palabra de moda es, sin ninguna duda, teletrabajo.

Pros y contras del teletrabajo

No sabemos cuánto tiempo necesitaremos para volver a nuestro estatus anterior, ni siquiera sabemos si llegará un momento en que todo vuelva a ser como antes, por lo que mientras tanto, tendremos que adaptarnos a nuevas costumbres y a nuevas formas de vivir.

El teletrabajo es un concepto que en otros países tienen implementado desde hace ya algún tiempo. Pero, en España, era algo totalmente minoritario hasta hace prácticamente dos meses.

Nos hemos acostumbrado a trabajar desde casa y ya nos parece algo habitual. Pero ¿este cambio en el ámbito laboral es positivo o negativo? Pues, como todo en esta vida, ni lo uno ni lo otro, sino una mezcla de los dos.

En primer lugar decir, que no podemos olvidar que existen múltiples puestos de trabajo y circunstancias concretas, en los que el trabajo a distancia es imposible.

Aunque sea una medida que ha sido muy conveniente en estos momentos y que probablemente no se extinguirá del todo con el ansiado fin de la epidemia, nunca va a ser posible generalizarla. No únicamente en aquellos trabajos que requieren de la presencia física del trabajador, sino que en los casos en los que el trabajo sí pueda hacerse a distancia, sigue siendo necesario, al menos con cierta frecuencia, la relación directa con otros compañeros de trabajo para favorecer la agilidad en la toma de decisiones, para compartir distintos puntos de vista frente a una situación a resolver, etc…

Ventajas de trabajar en casa

Es indudable que el teletrabajo tiene una serie de ventajas. La primera desde luego, evitar los desplazamientos. Esto tiene ventajas para el trabajador, que puede utilizar el tiempo que antes empleaba en los trayectos de ida y vuelta al trabajo en otras cosas.

Pero también tiene ventajas para el medio ambiente, pues reducir el tráfico ha supuesto una disminución muy importante en los índices de contaminación de todas las grandes ciudades.

Otra ventaja es que el trabajador puede gestionar el tiempo de una manera más flexible, de forma que se autodistribuye el trabajo y lo adapta mejor a la conciliación familiar.

Esta ventaja es un arma de doble filo, porque muchas personas no saben gestionar bien el tiempo, con lo que pueden llegar a cualquiera de los dos extremos: o bien, aumentar mucho las horas de trabajo y no hacer una buena separación entre trabajo y horas libres, lo que aumentará su cansancio y su estrés, o lo contrario: no ser suficientemente disciplinado y dejar que las labores domésticas o la exigencia de atención de los hijos, robe el tiempo a la actividad laboral, con lo que no cumplirá con los plazos, perjudicando a otros compañeros con los que comparta tareas.

Inconvenientes de teletrabajar

Si la gestión de tiempo es adecuada, el teletrabajo puede ser una opción, en principio cómoda, para el trabajador, pero ¡cuidado! también puede tener una serie de desventajas e inconvenientes que hay que tener en cuenta:

• Falta de socialización. Los seres humanos somos seres sociales y sociables. El aislamiento puede producir ansiedad, síntomas depresivos e irritabilidad. Necesitamos compartir con otros seres humanos los sentimientos, los logros y los problemas. La sensación de estar solo, de no tener el apoyo de los compañeros puede ser muy frustrante.
• Falta de movimiento. No tener que desplazarse hasta el trabajo lo entendemos como una ventaja, pero no es totalmente así. Que entre el dormitorio y el puesto de trabajo haya tan solo unos pasos por el pasillo, supone una disminución importante del movimiento y por tanto del gasto de energía.

Consecuencias del aumento de sedentarismo

Este aumento del sedentarismo tiene una serie de consecuencias:

• Alteraciones del sueño. Si no hay actividad física durante el día, es más difícil conciliar el sueño. Si además no se sigue una rutina de horarios, los ciclos circadianos se alteran y se puede producir insomnio.
• Alteraciones del peso. Si unimos la falta de actividad física con la cercanía del frigorífico, la consecuencia está clara: hay una ganancia de peso.
• Trastornos digestivos. Especialmente estreñimiento. Si a los cambios en la dieta se le suma la falta de actividad física, es lógico que el tránsito intestinal se altere.
• Dolores musculares. Son varios los factores que influyen en este sentido. Por un lado, el mayor número de horas frente al ordenador siempre es perjudicial para las regiones dorsal y cervical. Por otra parte, hay que tener en cuenta que en el domicilio, no siempre se tiene un lugar óptimo para trabajar. Hay personas que trabajan sentadas en un sofá, o en una mesa pequeña o con sillas inadecuadas. Las empresas suelen cuidar los puestos de trabajo y estamos acostumbrados a tener sillas y mesas apropiadas. Pero, en casa, no siempre ocurre esto. Es muy recomendable que cada hora y media o dos horas se haga una pequeña parada en el trabajo y se realicen ejercicios de estiramiento muscular.
• Pesadez en las piernas, alteraciones de la circulación de retorno. La falta de ejercicio empeora la sintomatología de la enfermedad venosa crónica; además, la posición de sentado dificulta el retorno. Se recomienda levantarse de vez en cuando y caminar y por supuesto, mantener una postura adecuada.
• Fatiga visual. Nuestros ojos necesitan mirar de cerca y mirar de lejos. El cambio en el enfoque es un ejercicio necesario para los ojos como caminar lo es para las piernas. Estar mucho tiempo viendo nada más que una pantalla de ordenador a medio metro, produce fatiga visual. Es conveniente levantarse de vez en cuando y mirar a lo lejos. Salir a una ventana es muy buena opción, porque además así ventilamos la habitación y recibimos aire fresco.

¿Cómo podemos minimizar estos efectos negativos del aislamiento laboral?

En primer lugar, siguiendo los consejos sobre levantarse y hacer estiramientos de los que hablábamos antes, pero ¡cuidado!: que nadie piense que cada hora y media debe levantarse a hacer estiramientos, otro tanto a mirar por la ventana y entre uno y otro a caminar por el pasillo. Dicho así, el tiempo de trabajo quedaría muy reducido. Se trata de levantarse cada hora y media o dos horas, caminar un poco, por ejemplo hasta una ventana alejada del lugar de trabajo, mirar por ella, después estirar la musculatura y volver al ordenador ya más descansado.

También tendremos que tener un especial cuidado con la alimentación. Hay que seguir bebiendo los dos litros diarios de agua y comiendo sano. No hay excusa para abandonar las buenas costumbres.

Mucho cuidado con la gestión del tiempo. Si es necesario se puede hacer un horario orientativo, que respete los tiempos de trabajo y los tiempos de ocio y que establezca una rutina que nos aporte regularidad.

Y muy, muy importante es seguir comunicándose con otras personas, con los otros compañeros de trabajo. Ahora disponemos de múltiples herramientas que hay que conocer y aprovechar, pero quien se sienta intimidado con las nuevas tecnologías no debe perder tampoco esta opción y sigue siendo válida la simple y reconfortante llamada de teléfono.